Tras algunos meses de búsqueda y contacto, nuestra amiga Susanne Zellinger, de la revista alemana de flamenco “Anda!” nos proporciona esta entrevista inédita a Paco de Lucía justo cuando se cumple el segundo aniversario de la muerte del maestro de Algeciras.

 


 

Hablando con Dios

La idea surgió una noche de esas largas, en Alemania. Entre una copita y otra de buen Whisky mi amigo Oliver me dijo: “A ver, pluma de oro, a ver si consigues una entrevista con Paco de Lucía, que dicen que no da entrevistas. Seguro que a tí te la concede“. Lo dijo con esta sonrisa típica suya, de las que ponía cuando sabía que algo era imposible, pero siempre se puede intentar…

Lo primero que hice fue escribir a su manager en Madrid y este, muy amablemente me escribió lo siguiente: “En referencia a tu propuesta comentarte que Paco no concede entrevistas, tengo un montón en lista de espera, de todas formas te voy a intentar ayudar a conseguirla ya que me dices que vas a estar por allí, en el concierto. Primero te vas a poner en contacto con nuestro manager Maikel Stein”.

Dicho y hecho. Llamé a Maikel Stein quien, muy amablemente me dijo lo mismo que Juan Estrada, pero me dio una pequeña esperanza aconsejándome que me pasara por el Festspielhaus de Salzburgo, el sitio donde era el concierto. Él iba a avisar a Paco a ver que decía…. El día del concierto me acerqué 3 horas antes y esperé como media hora abajo. No me atreví a llamar a Maikel en un principio, pero al final me dije: ya estás aquí llama y ya está. Me dijo que estaban en camerinos y que me podía subir si quería, y preguntarle. ¿Yo? Pero no me dijiste que lo ibas a preguntar tú? y él: “Claro, pero si le pregunto me va a decir que no, así que súbete”.

Me subí y allí vi pasar a todo el mundo, a Domingo Patricio quien me saludó, a los otros músicos, yo con unos nervios increíbles pero al final apareció él. Maikel me presentó, Paco me miró de arriba para abajo y dijo las palabras mágicas: “Vale, vámonos“. Nos fuimos a un pequeño cuarto, nos sentamos y hablamos. Por supuesto que no me acordé de ninguna de las preguntas que había preparado y al final hablamos de las cosas de la vida.


«LOS HUMANOS SOMOS UN CÁNCER»

La entrevista:

S: Conoces la revista?

 P: “La debería conocer, sí. Lo que pasa es que no me acuerdo de los nombres. Son tantos ya… Ya no funciona. Está lleno”.

S: Bueno, lo más importante es que te acuerdas de la música

P: Tampoco, ¿eh?

S: Tu crees que en la vida se tiene elección? O ¿crees que mucho o todo es casualidad, destino etc?

P: “Pues yo pienso que más casualidad. Naces en un lugar, no es que crea en el destino, pero muy pocas veces uno decide realmente que quiere hacer una cosa. Sobre todo cuando eres niño, jovencito. Ahí te lo imponen casi las circunstancias, el medio donde vives, la educación que te dan tus padres, donde has nacido, todo eso te conforma ya una manera de ser por un lado y un poco tu trabajo y tu profesión también. A no ser que seas un estudiante, que de pronto decides con 18 años que te quieres ir a Brasil, que seas un aventurero o que seas un Gauguin, que se fue a Tahití, ¿Tahití? Sí, ya casado y con hijos porque quería pintar..

Y normalmente la profesión te la eligen tus padres.

Sí que hay decisiones importantes dentro de eso que son fundamentales para ser ganador o perdedor, o ser un triunfador o un fracasado; y yo creo que son las pequeñas decisiones que uno toma las que marcan la diferencia”.

S: Cuando tú eras niño tu padre decidió que dejaras la escuela y te pusieras a tocar. Eso fue una decisión de él.

 P: “Sí. Fue una decisión de él. Y yo se lo agradezco. Porque yo creo que a los niños de alguna manera hay que marcarles un camino. Porque todo lo que haga uno, en todo lo que se meta uno, a todas las profesiones le acabas encontrando el gusto. O sea, en todo lo que te metas hay creatividad. ya no solo hablo del arte, hablo de cualquier profesión, carpintero, lo que sea. Si haces bien las cosas vas a encontrar que es atractivo pero esa es la actitud. La actitud es tratar de hacer bien lo que haces. Y si tienes esa actitud vas a conseguir cosas en la vida”.

S: Entonces, a los niños a veces hay que obligarles, ¿no?

P: “Sí. Es lo que quiero decir. Tienes un padre que te impone una profesión o una vía para hacer cosas, para ser alguien. Hay mucha gente que dice que eso es de dictador, que no se debe imponer, pero si tu esperas a que la persona decida por sí mismo qué quiere hacer ya se ha pasado el tiempo. Se fue el tren”.

«Tienes un padre que te impone una profesión o una vía para hacer cosas, para ser alguien. Hay mucha gente que dice que eso es de dictador, que no se debe imponer, pero si tu esperas a que la persona decida por sí mismo qué quiere hacer ya se ha pasado el tiempo. Se fue el tren”

 

S: ¿No crees que tal vez ese es el problema de los jóvenes de hoy, que nadie les indica un camino?

 P: “Sí, porque los padres cada vez somos más tolerantes, tratamos de no imponer, por no ser el típico padre antiguo, ogro, que está imponiendo su voluntad. Es una actitud de los padres modernos, y yo me incluyo porque también soy así.

Ya hablo de la modernidad y todo. Pero yo estoy muy contento de que mi padre haya tomado aquella decisión por mí. Yo no la hubiera tomado”.

S: Claro, contigo no se ha equivocado…

 P: “También hay muchos fallos, equivocaciones, claro. Yo por eso no puedo ser objetivo a la hora de analizar esto. Hay otros casos, me imagino que los habrá donde resultan unos fracasados porque no era lo que ellos querían hacer. Bueno, eso también es una excusa. Esos no querían hacer nada y siempre pusieron la excusa de que su padre le impuso aquello. Yo pienso que en la vida cualquier cosa, jardinero o lo que sea, cualquier profesión que tengas, si tienes la actitud de hacer bien lo que haces vas a ser una persona… un triunfador, que yo lo llamo, alguien que va a estar contento con su vida”.

S: En la música eres un revolucionario, ¿también lo serías en la vida?

 P: “Yo creo que sí, si hubiera hecho otra cosa sería igual. Mi actitud hubiera sido la misma. Porque de pronto me pongo a hacer una casa, yo no sé de arquitectura, pero enseguida me pongo a investigar y yo me hice una casa en México, con la ayuda de los profesionales, claro, pero yo diseñé, yo hice aquella casa y de pronto me gusta el campo, tengo olivares y sé como cultivar los olivos. O sea, tengo inquietud. Quiero saber”.

S: Tú pareces una persona muy equilibrada. ¿Es así o es una imagen que tenemos?

P: “Eso es una imagen. Yo soy el desequilibrio total. Soy de un minuto al otro, puedo ser la persona más feliz del mundo para ser el más desgraciado. Tengo ese tipo de personalidad. Tengo que tener mucho cuidado conmigo para tratar de estar más o menos equilibrado”.

S: ¿Qué te provoca miedo? ¿Hay algo que te afecte mucho del mundo de hoy?

P: “Pues me afecta la cantidad de seres humanos que somos. En eso estoy ahora. No es que sea una constante en mi vida. Lo que me preocupa es algo de lo que no habla nadie, a lo mejor no está bien que lo diga, pero ningún político habla de eso, al contrario. Es el tema de la natalidad. Cómo se está potenciando la natalidad, incluso los políticos dan dinero a la gente para que tenga más hijos cuando lo que somos es una plaga que ha contaminado la Tierra y va a destruir el planeta. ¿Por qué no hay más control en eso? ¿Por qué hay que tener quince hijos? Nadie habla de eso. Tal vez no es políticamente correcto. Lo de la contaminación, lo del calentamiento… es porque la demanda que hay de consumo es brutal y eso es porque somos muchos. Vamos a tratar de ser no como los chinos: unos dictadores, pero uno, dos niños y ya está. Con dos niños ya se siente uno padre y realizado.

Nosotros, los humanos, somos un cáncer, y un cáncer con pretensiones. Cada célula de este cáncer que somos nosotros se cree con derecho a tener dos coches, calefacción, aire acondicionado y cantidad de basura con plástico… que nos estamos cargando un planeta que es una maravilla. Eso es lo que me preocupa”.

S: ¿Y tu crees que se puede dar un paso atrás?

P: “Atrás no, pero no seguir adelante. Porque como ya no se puede ir para atrás, pues ya seguimos. Esa es la actitud que normalmente tomamos. Como ya estoy gordo pues no dejo de comer, ya da igual. Puedes ser más gordo y podemos estar más envenenados todavía”.

S: Así que estamos otra vez en lo mismo, hay que empezar con los niños

 P: “Sí. Es que tienen demasiado. Dos mil juguetes. La mayoría de plástico y más plástico. Se les quita un poco la ilusión. Yo me acuerdo que de niño yo me compraba los Reyes. Estaba todo el año ahorrando para comprarme una pelotita de goma y una carterita para ir al colegio y era la persona más feliz del mundo, seguro que mucho más feliz que mis niños con dos mil cochecitos y cien mil muñecas”.

S: Y cómo te proteges tú contra eso?

 P: “Es difícil. Eso también atañe a los gobiernos, a la gente que se supone que es inteligente y que cuida que funcione la sociedad. Ellos son los que tienen que plantearse esas cosas, pero a ellos en el fondo les interesa porque el consumo da puestos de trabajo. Y si la gente se rebela porque no trabaja… pero yo empezaría por lo de más de dos niños, ¡nada!

S: Una pregunta que te tengo que hacer, ya sé la respuesta, es más bien para escucharte decirlo: ¿Sigues echando de menos a Camarón?

 P: “Hombre. Siempre. De por vida. Camarón me dejó a mí viudo. Siempre lo voy a echar de menos. Creando con él, buscando caminos ahí se me fue parte de mi corazón, de mi vida”.

 S: ¿Tienes un plan, algo que no has hecho todavía algo que te quede por hacer?

 P: “Si, claro. Yo estoy en la lucha lógica de una persona que va a cumplir sesenta años y empieza a dolerle el ciático, me duele el brazo, tengo las cervicales mal por un lado. Sin embargo por otro tengo todas las ganas del mundo de seguir creando y buscando”.

S: Así que los años no sirven solamente para hacerse feos…

 P: “Exacto. Con los años te das cuenta de que no puedes luchar contra la naturaleza. Quieres y cada vez cuesta más encontrar estímulos para seguir. Porque cuando eres joven el estímulo es que te reconozcan, que te quieran, ganar dinero, ser famoso, y esas cosas ya las tengo. Encontrar estímulos es cada vez más difícil. Y con un cuerpo que ya no te acompaña y unas energías que te fallan… aunque la cabeza está mucho mejor que con veinte años. No tengo ninguna duda. Y para crear se tiene mejor cabeza a esta edad que con veinte. Lo que falta es aquella energía y esas ganas de lucha, de pelear”.

S: Esa es la crueldad de la vida

P: “Así es”


La entrevista se hizo el 4 de noviembre 2007 en Salzburgo

Susanne Zellinger

Redactora de la revista ANDA

Fidel Meneses Tienda

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