El mayor icono flamenco y gitano de siempre, José Monge Cruz (San Fernando, Cádiz 5-12-1950. Badalona, 2-7-1992) fue, sobre todo, un grandísimo cantaor de flamenco.

En apenas veinticinco años de carrera profesional, Camarón fue capaz de ganar concursos, grabar algunos de los mejores discos de la historia del cante junto a Paco de Lucía, Tomatito o Vicente Amigo, llenar estadios y crear una religión que ha obligado a reediciones, antologías y películas para mantener una llama que por sí misma sería capaz de arder hasta el fin de los días.

Creador y padrino a la vez de la corriente flamenca más joven, los fundamentos musicales de este gitano de pequeña talla física deslumbraron a todos, flamencos y de fuera. Españoles y extranjeros. Productores y estrellas de la música se daban codazos por colaborar con él.

Sin duda estamos hablando de un cantaor a la altura de los Chacón, Vallejo, Pastora o Mairena, pero con un plus de personalidad y expansión en sus interpretaciones que le sitúan en un olimpo estratosférico para la mayoría de mortales del arte jondo.

Si Camarón no hubiera pasado por el flamenco, los discos, cotizaciones e industria que giran en torno a este arte serían mucho, pero mucho menores.

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